lunes, 28 de mayo de 2012

La Sabiduría de Soltar


El camino de la meditación es un proceso de autenticidad y conciencia. No puede basarse en convencerse de unas creencias y repetirlas esperando que nos lleven a cambiar. La transformación proviene de poner conciencia en lo que nos sucede hasta soltar todo lo que nos ata. Cuando a Buda le preguntaban qué había ganado de la meditación, contestaba que no había ganado nada, al contrario lo había perdido todo. Aunque resulte chocante y sorprendente, la paz interior y definitiva viene de perderlo todo.  
   Necesitamos aprender a soltar, dejar atrás todo lo que nos causa infelicidad. En la mayoría de los casos, la solución a nuestro malestar viene de soltar algo a lo que estamos aferrados. Lo cual incluye soltar cosas tan queridas como conceptos, creencias, opiniones, expectativas, deseos, metas y aspiraciones.

En un texto budista se lee:
Cheng Li, al pronunciar mi voto 
hace muchos eones, pensé que 
había hecho que todo fuera más simple.
¿Por qué te esfuerzas? ¡Suelta!
En todo el Canon Mahayana 
no hay mayor sabiduría que
 la sabiduría de soltar

Vosotros, seres que buscáis liberación 
¿por qué no soltáis?
Cuando tristes, soltad la causa de la tristeza
Cuando enojados, soltad la ocasión de la ira
Cuando llenos de codicia o lujuria, soltad el objeto de deseo

Momento a momento liberaos del yo
Donde no hay yo no puede haber ningún dolor ni deseo, 
Nadie por quien llorar ni nadie a quien añorar
Ningún ser que muera o renazca 
Los vientos de las circunstancias soplan a través del vacío,
¿A quién pueden dañar?  

En Terapia


-No me siento bien, estoy muy sensible y todo me afecta.
-¿Ha sucedido algo?
-No. Mi vida está bien, mi trabajo, mi relación... todo está bien pero siento mucha tristeza. Cualquier cosa me conmueve. El otro día al ver una señora mayor en el supermercado cargando torpemente sus bolsas me puse muy triste. Es como ver mucho sufrimiento. Me viene con frecuencia la sensación de que la vida es sufrimiento. Nos vamos haciendo mayores, llegamos a la vejez, el cuerpo se debilita, enferma; luego, vamos perdiendo a personas que queremos y todo se acaba. Veo el sufrimiento que me espera y me pongo triste. 
-Bueno, el sufrimiento es verdad, no podemos engañarnos. 
-Pero me siento mal, antes no me sentía así. Antes sabía escaparme a otras cosas. Primero con experiencias sensoriales y placenteras, y mas tarde cuando comprendí que eso no funcionaba empecé con filosofías y prácticas espirituales. 
-¿Ahora no usas tus prácticas espirituales?
-No. Me he dado cuenta de que era otra manera de escaparme. Quiero ser muy auténtica. Si me apoyo en la espiritualidad que he conocido noto que me voy a la cabeza. Es como poner un repertorio de creencias encima tapándolo todo. Mi sentimiento me habla de sufrimiento y no quiero ponerme razonable y comprensiva. Quiero una solución desde el corazón porque es el corazón el que siente el sufrimiento.
-Dime, ¿qué estas haciendo con el sufrimiento que sientes?
-Nada. No estoy haciendo nada, no sé que hacer, no quiero volver a lo anterior. Estoy muy perdida. Mi vida va bien, no tengo motivos para quejarme de nada, pero todo esto me desconcierta. Siento tanto sufrimiento en la gente y tanta impotencia. 
-Déjate sentir eso un momento. ¿Puedes hablar un poco más acerca de lo que sientes?
-Me siento frágil, no puedo controlar nada de lo que vaya a suceder, no puedo evitar envejecer, morir, perder a la gente que quiero. Es una sensación de vulnerabilidad, de fragilidad. No podemos hacer nada con todo este sufrimiento de la vida.
-Bien, déjate estar ahí. Después de todo es una gran verdad lo que estas sintiendo. Todas las religiones y filosofías de la historia representan intentos de la humanidad de paliar o eludir la verdad de que somos seres indefensos y frágiles ante las leyes de la vida. No obstante, el camino espiritual...
-Buda hablaba de una cesación del sufrimiento. En su discurso de Las Cuatro Verdades, decía que el sufrimiento es la realidad básica pero también que había una cesación del sufrimiento. Yo creo en eso. Estoy completamente convencida de ello.
-Así que sientes dos cosas. Sientes el sufrimiento y sientes que hay una solución. 
-Sí, creo en el método para salir del sufrimiento. Pero ¿cuál es?
-No hagamos teoría. Vuelve a lo anterior, qué estas haciendo con esa tristeza que sientes?
-No hago nada. 
-¿Qué puedes hacer?
-No sé, ese es el problema. Sólo sé que estoy mal y me siento bloqueada. Es como si nada tuviera sentido.
-Veamos, observa la sensación. Déjatela sentir profundamente. ¿Qué es realmente lo que te hace sufrir?
-No sé que quieres decir. 
-Sí. Has dicho que sientes la fragilidad, la tristeza. ¿Cómo es que eso produce sufrimiento’
-Lo siento, sentirlo es el sufrimiento.
-Observa con atención. Si pones conciencia en esos sentimientos, hay algo más. 
-Me temo que no lo veo.
-Cuando meditas sobre ello, descubres que esos sentimientos y el dolor son sólo expresiones mentales. Estás sintiendo que son tuyos y estas creyendo que eres alguien que siente fragilidad. Sin embargo, esto último no está sucediendo, no eres alguien. Para expresar esto que te digo solemos usar el término identificación. El sufrimiento comienza cuando te identificas; es decir, cuando dices que eres el cuerpo, la actividad mental y la interacción de ambos. Si te identificas con el cuerpo de un modo absoluto, cuando el cuerpo se deteriora con la edad, sufres, pero si descubres que no eres el cuerpo o que no es tuyo, no te afecta y estas en paz. 
-Eso lo puedo entender.
-Esos sentimientos de tristeza y de dolor suceden en la mente, pero no hay sufrimiento en eso; tu sufrimiento comienza cuando los haces tuyos, cuando pones el ego, “yo siento esto...” Para ser auténtica es preciso dejar de identificarse y reconocer que nada de eso eres tú.
-Estoy intentando hacer lo que me dices pero no me sirve. Lo entiendo, me desidentifico con la cabeza pero el sentimiento está en el corazón. No me vale.
-Discúlpame, no creo que no te sirva. Lo que creo es que no acabas de soltar y hacerlo; tal vez, es preciso que te des un poco más de tiempo. Se necesita mucha atención y conciencia. Es preciso pararse un momento. No es un proceso lógico y racional, sino un trabajo con la atención en el cual al observar los sentimientos y el dolor con plena conciencia percibes que no son de nadie, percibes que suceden en la conciencia. Eso no es mental. La conciencia está en el corazón.
-Pero si me des-identifico, luego, ¿qué? ¿qué queda?
- Sería mejor quedarte en la experiencia y no seguir haciendo preguntas. Sin embargo, lo que acabas de decir merece la pena investigarlo. Esa pregunta me suena a cierto miedo. ¿qué está sucediéndote ahora?
-Cuando imagino des-identificarme de todo, siento que me quedo perdida. Pierdo las referencias, mi familia, mi pareja, mi mundo...
-Así que lo sabes pero en el fondo no quieres soltar el yo ni tener realizaciones espirituales.
-Tal vez, no.
-Haces meditación pero deseas que nunca dé resultado.
-A veces me ha venido esa idea a la cabeza.
-Si te das cuenta es otra versión de la identificación. El sentimiento de ser alguien es muy firme. Cuando vislumbras que puedes soltarlo surge el miedo a perderte. El vértigo de lo desconocido
-Entonces, ¿si me des-identifico queda algo?
-No es fácil expresarlo. Nadie te puede responder a eso, sólo tú cuando lo hagas. De todos modos, la enseñanza dice que lo que queda es lo que realmente eres y que no está afectado por el sufrimiento. 

2 comentarios:

  1. Dejarse estar, observando, sin identificarse, poniendo mucha atención de forma relajada, y dejar que todo ocurra por sí sólo..., ese es el camino...Cuando lo haces surgen miedos e incertidumbre..., pero la forma de ser valiente es seguir ahí sentado observando todo eso...Al final todo eso se va, por que todo es transitorio..., y queda algo muy similar al vacío, que sin embargo es plenitud...

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  2. No solo surgen miedos e incertidmbres cuando observamos. También (y yo diría que muchos más) surgen miedos e incertidumbres que nos llevan al enfado, al odio al desprecio del "otro", precisamente cuando no observamos. La cura viene de observar; de ver que la diferencia entre "yo" y el "otro" es imaginaria, que lo que me causa daño, lo que me causa miedo, solo está en mi mente y entonces por fin soltar. Soltar la causa de mi miedo, practicar la renuncia consciente y la aceptación sencilla del juego de la impermanencia. Entonces somos libres, entonces conquistamos nuestra libertad en el momento presente, libres de los fantasmas del pasado y del futuro.

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